martes, 2 de diciembre de 2025

Drones de pulverización agrícola: lo que debes saber para una aplicación eficiente

El dron de pulverización agrícola se ha consolidado como uno de los principales avances de la agricultura moderna, demostrando su capacidad para reducir costos operativos y los tiempos de trabajo, optimizar del uso de productos fitosanitarios y, sobre todo, contribuir al cuidado del medio ambiente y a la protección de la salud humana. En el Perú, ya se observan algunos ejemplos claros de su utilización en cultivos como ajo, arroz, banana, caña de azúcar, cebolla y palta, principalmente. Su adopción ha crecido de forma sostenida, permitiendo que un número creciente de productores perciban sus beneficios. No obstante, pese a su creciente protagonismo, el conocimiento técnico sobre su eficiencia aún sigue siendo limitado. Además, el país aún carece de un marco normativo específico y de estudios que evalúen de manera integral la efectividad de esta tecnología. En este artículo se abordan los principales aspectos relacionados con la eficiencia de aplicación, los parámetros técnicos que condicionan su desempeño y las consideraciones para alcanzar resultados óptimos con el uso de drones agrícolas.

En los últimos años, el uso de drones para la aplicación de productos fitosanitarios ha experimentado un crecimiento acelerado en la agricultura actual. Este tipo de tecnología representa una tecnología eficaz para la protección de los cultivos, al reducir tiempos de trabajo, optimizar el uso de insumos y minimizar la exposición directa del operador a sustancias químicas.

La adopción de los drones agrícolas se inició en China con desarrollos experimentales entre los años 2007 y 2010, y alcanzó un uso comercial alrededor de 2012. La expansión masiva se dio en 2015, impulsada por subsidios gubernamentales y la creciente escasez de mano obra agrícola. Un año clave fue 2017, cuando DJI - líder mundial en tecnología de drones - lanzó la serie Agras T10, T16 y T20 lo que permitió la rápida difusión de esta tecnología en cultivos como el arroz, el algodón y el té. En Brasil, las primeras pulverizaciones con drones agrícolas se registraron en 2017, con el uso de herbicidas en cultivos de soya en el estado de Río Grande do Sul. Actualmente, según la Agencia Nacional de Aviación Civil de Brasil (ANAC), se estima que operan alrededor de 35,000 drones agrícolas en diversas regiones del país. En el Perú, su adopción comercial se produjo entre 2019 y 2020, expandiéndose durante el período de la postpandemia y experimentando un marcado crecimiento a partir del año 2022.

En este contexto, el uso de los drones responde a una necesidad de mejorar la productividad y fortalecer la sostenibilidad del manejo de plagas y enfermedades. 

¿Por qué usar drones para la aplicación de productos fitosanitarios?

Los drones destacan por su capacidad para operar en áreas donde las máquinas de aplicación terrestre a veces presentan dificultades, especialmente en terrenos irregulares y de difícil acceso. Su alta maniobrabilidad y autonomía de vuelo, permiten realizar aplicaciones con mayor rapidez que los métodos convencionales, utilizando significativamente menores volúmenes de agua. Estos aspectos resultan fundamentales en la optimización del tiempo de trabajo en campo y la mejoría en la gestión de los recursos disponibles.

Parámetros clave en ensayos con los drones de aplicación agrícola.

Antes de iniciar las aplicaciones en campo, es recomendable realizar ciertos ensayos que permitan evaluar el desempeño operativo y la calidad de la pulverización del dron agrícola. De acuerdo con la norma ISO 23117-2, el lugar de ensayo debe contar con un mínimo de área de 30 m de ancho por 60 m de largo y, que incluya una distancia de seguridad a los 10 m a lo largo de todo su perímetro. Estas medidas pueden variar según el tamaño del dron y su velocidad de vuelo, y buscan garantizar la uniformidad en la descarga del líquido y la correcta deposición dentro de la zona de muestreo. También es necesario considerar el registro de la velocidad del viento, una estación climática portátil, la delimitación de la línea de vuelo y la ubicación de la línea de colecta del producto fitosanitario. Asimismo, deben contemplarse las distancias necesarias para que el dron alcance estabilidad de vuelo durante el trayecto de ida y retorno, según la configuración establecida para el vuelo. Las condiciones climáticas durante un ensayo deben mantenerse dentro de rangos específicos: temperatura entre 5°C y 35°C, humedad relativa entre 15 y 90% y la velocidad del viento inferior a 3,0 m/s (10.8 km/h). Considerar estos parámetros permitiría minimizar las pérdidas por deriva y evaporación, contribuyendo a resultados más confiables.

Para la recolección de muestras existen los filtros de papel, papeles hidrosensibles (para evaluar cobertura y distribución) y placas de Petri. La selección de las puntas de pulverización debe corresponder al caudal recomendado por el fabricante del dron, de modo que se preserve la integridad del padrón de pulverización. El tanque de pulverización, por su parte, debe llenarse hasta el 50% de su capacidad nominal para homologar las condiciones del ensayo y evitar variaciones por peso. Con todos estos elementos en su lugar, se procede a la ejecución del vuelo experimental y al análisis de los resultados de la uniformidad de la pulverización, el padrón de la distribución y la determinación del ancho efectivo de la aplicación. Estos nos permitirían realizar ajustes operativos garantizando aplicaciones más eficientes y seguras en el campo.


Los ensayos preliminares son indispensables para la calibración de los parámetros de vuelo y pulverización, garantizando eficiencia y seguridad de las aplicaciones agrícolas. Adaptado de ISO 23117-2. Fuente: El autor, 2025.

Parámetros clave para una aplicación eficiente de productos fitosanitarios.

Para maximizar la eficacia de los drones de pulverización agrícola, es fundamental considerar otros parámetros que influyen directamente en la calidad de aplicación. Uno de esos aspectos es el tamaño de gota, ya que determina tanto la cobertura como el riesgo de deriva. Gotas demasiado finas pueden ser arrastradas por el viento o evaporarse con facilidad, mientras que gotas excesivamente gruesas disminuyen la penetración en el dosel foliar y reducen la uniformidad de la distribución. El volumen de aplicación debe ajustarse en función del cultivo, su densidad foliar y el tipo de plaga o enfermedad a controlar. Del mismo modo, la altura de vuelo y la velocidad del dron afectan el patrón de deposición, debido a la turbulencia generada por el flujo descendente de las hélices (downwash). Un ajuste inadecuado de estos parámetros puede provocar zonas con dosis insuficiente o pérdidas de producto fuera del objetivo. Las condiciones ambientales también desempeñan un papel crítico, la velocidad del viento, la temperatura y la humedad relativa deben ser monitoreados para minimizar pérdidas y asegurar una adecuada deposición de las gotas sobre la superficie vegetal. La selección correcta de las puntas de pulverización y la presión de trabajo recomendada por el fabricante también son factores determinantes para obtener patrones de pulverización uniformes y consistentes. Finalmente, la interacción entre el tipo de punta de pulverización, el tamaño de gota y la altura de vuelo del dron determina en gran medida la calidad y uniformidad de la aplicación. El ajuste de estos parámetros permite aumentar significativamente la eficiencia del tratamiento fitosanitario.


El análisis del efecto downwash y la determinación del ancho efectivo de pulverización son esenciales para optimizar la eficiencia y garantizar la uniformidad de la aplicación. Fuente: El autor, 2025.

A pesar de sus múltiples beneficios, los drones de aplicación agrícola aún presentan que deben abordarse para garantizar su uso eficiente y seguro. Su operación depende de condiciones climáticas favorables, lo que restringe las aplicaciones en horarios o temporadas de mucho viento. La capacidad reducida del tanque obliga a realizar recargas frecuentes en cultivos extensos, y la ausencia de un marco normativo específico genera incertidumbre entre los usuarios. Además, la falta de capacitación en parámetros de aplicación es otro desafío, ya que contribuyen a reducir su eficiencia, mientras que la escasez de estudios técnicos dificulta establecer recomendaciones adaptadas para cada zona agrícola.


La deriva constituye uno de los principales desafíos en las aplicaciones con drones agrícolas, y debe controlarse para evitar pérdidas de producto y reducir el impacto ambiental. Fuente: El autor, 2025.

Sin embargo, las perspectivas para el Perú son altamente prometedores. Los avances tecnológicos continúan mejorando la autonomía de las baterías, la precisión de los sensores y la calidad de distribución del producto fitosanitario. La integración de los drones con la agricultura de precisión como mapas de prescripción, imágenes satelitales y análisis de vigor del cultivo permitirá aplicaciones más selectivas, sostenibles y eficientes. En un país con una importante base de cultivos de exportación, esta tecnología representa una oportunidad para incrementar la competitividad y cumplir con los estándares de inocuidad alimentaria. La adopción de normas internacionales, junto con una adecuada formación técnica y un marco regulatorio sólido, será clave para una implementación segura y sostenible de los drones agrícolas en el Perú.

Refrencia Bibliográfica: ISO 23117-2 Agricultural and forestry machinery - Unmanned aerial spraying systems


La robótica en la agricultura

La robótica agrícola está avanzando rápidamente, transformando el sector al mejorar la eficiencia, reducir costos y optimizar el uso de recursos naturales. En mi reciente visita a la World FIRA en Toulouse, Francia, uno de los principales eventos sobre robótica agrícola, quedó claro que el futuro ya está aquí. Robots con inteligencia artificial, visión computarizada y sensores avanzados realizan tareas como siembra, manejo de cultivos y cosecha con una precisión impresionante. Estos robots también permiten detectar plagas y enfermedades de manera temprana, facilitando respuestas rápidas y localizadas. La automatización no solo aumenta la productividad, sino que mejora las condiciones laborales, reduciendo tareas repetitivas y físicas, y fomenta una agricultura más sostenible. En este artículo, exploraremos algunos de los avances más prometedores en robótica agrícola y su enorme potencial para transformar el sector.

Hoy en día, es común encontrar en internet información sobre vehículos autónomos y funciones avanzadas de asistencia al conductor. Estas tecnologías incluyen sistemas que controlan automáticamente los frenos, la distancia entre vehículos, la velocidad e incluso el estacionamiento. A medida que estos avances se vuelven más frecuentes, surgen dudas sobre los términos automatización y autonomía, que, aunque relacionados, tienen significados distintos.

La automatización hace referencia al uso de tecnología, sistemas mecánicos o digitales para ejecutar tareas de manera eficiente sin necesidad de intervención humana directa. En cambio, la autonomía implica que un sistema o máquina pueda operar por sí mismo, tomando decisiones y adaptándose en tiempo real a las condiciones del entorno, sin necesidad de supervisión constante. Esta distinción es fundamental para entender la diferencia entre sistemas que solo asisten al ser humano y aquellos que pueden actuar de forma independiente.

En el ámbito agrícola, la automatización ya está generando impactos significativos: mejora la eficiencia, reduce los costos y optimiza procesos como la siembra, el mantenimiento de los cultivos y la cosecha. Sin embargo, la verdadera revolución llega con la autonomía, que permite a las máquinas y robots agrícolas tomar decisiones inteligentes basadas en datos sobre el suelo, clima y estado del cultivo, todo en tiempo real.

La agricultura, tradicionalmente vista como una actividad manual, ha evolucionado gracias a los avances científicos y tecnológicos. En particular, la agricultura corporativa, que se caracteriza por grandes extensiones de terreno, ha adoptado con fuerza los principios de la agricultura de precisión. Esta filosofía busca maximizar la producción utilizando eficientemente los recursos, aprovechando herramientas como sensores, sistemas GPS, inteligencia artificial y robótica avanzada.

Al igual que en otros sectores, la eficiencia en el agro pasa por automatizar procesos y minimizar errores humanos. En este sentido, la incorporación de tecnologías robóticas se ha vuelto no solo relevante, sino vital, para afrontar los desafíos actuales: desde el aumento de la demanda alimentaria global hasta la necesidad de reducir el impacto ambiental y promover una producción más sostenible.


Mantenimiento del cultivo y siembra con sistemas guiados.

Para este tipo de operaciones, se recopilan datos multiespectrales mediante drones equipados con sensores. El objetivo es monitorear el cultivo y luego definir la actividad agrícola a realizar. La empresa TSCF (Tecnologías en Sistema de Información), con sede en Francia, ha diseñado dos robots que trabajan en conjunto (figura 1).

Figura 1. Dos robots trabajando de forma conjunta: el primero más adelante en la foto actúa como líder, trazando la ruta de trabajo mientras realiza la preparción del suelo; el segundo lo sigue, ejecutando la siembra. Fuente: El autor, 2025.

El robot líder sigue una trayectoria a velocidad constante utilizando RTK GNSS (sistema global de navegación por satélite y cinemática en tiempo real). El segundo robot sigue esta misma trayectoria utilizando el mismo sensor, pero también controla su velocidad para mantener la distancia deseada con el líder. Es posible que se desplacen uno al lado del otro o a unos metros por detrás. Al final de la fila, los robots realizan un giro en U, uno tras otro: cuando el robot líder llega a la zona de giro, lo ejecuta y libera el espacio al terminar; entonces, el segundo robot espera a que dicha zona esté libre antes de entrar. Ambos robots están equipados con implementos para realizar una tarea especifica en el campo. En la figura se observa el robot líder con un implemento cultivador y al segundo robot con una sembradora.

Un robot llamado Orio (figura 2), desarrollado por la empresa Naïo Technologies, trabaja en siembra con precisión gracias a un sistema de guiado basado en señal GPS RTK. Este robot está diseñado para cultivos en hileras y parcelas, como lechuga, cebolla, zanahoria, col, puerro, coliflor, ajo y culantro. Tiene una velocidad de desplazamiento de 5,5 km/h y una autonomía de 8 horas de trabajo continuo.


Figura 2. El robot Orio, diseñado específicamente para la siembra precisa de hortalizas. Fuente: El autor, 2025.

Otro robot de la misma empresa, llamado Ted (figura 3), está especializado en el trabajo en viñedos. Realiza deshierbado mecánico y preciso, sin el uso de herbicidas, respetando tanto el suelo como el cultivo. Con la misma autonomía de 8 horas, Ted permite programar intervenciones de forma sencilla y conveniente. Su estructura está diseñada para adaptarse a diversos implementos, como discos dentados, dedos escardadores y rejas cavadoras.


Figura 3. El robot Ted está diseñado para el mantenimiento de cultivo en viñedos. Fuente: El autor, 2025.

Cosechadoras de uva

La cosechadora de uvas autónoma está diseñada específicamente para la producción de vinos, donde el desprendimiento de la uva del racimo y la oxidación son inaceptables. La única alternativa para una vinificación de alta calidad era la vendimia manual, ya que todas las cosechadoras mecánicas existentes eran máquinas que operaban por sacudidas. El problema fundamental de este tipo de máquinas es que desintegran los racimos, provocando el desprendimiento de las uvas por vibración y la oxidación inmediata del mosto. Esto reduce significativamente la calidad de la uva cosechada, haciéndola inadecuada para la producción de vinos de alta calidad. 

La cosechadora Slopehelper (figura 4) elimina este problema al recolectar cuidadosamente los racimos, garantizando que permanezcan intactos y sin oxidación. A diferencia de las cosechadoras convencionales, la Slopehelper permite transportar racimos enteros al centro de producción de vino, donde se clasifican mediante máquinas de clasificación avanzadas. Esto preserva la calidad, lo que permite producir vinos excepcionales que antes solo se lograban con cosecha manual. Esta innovación marca una revolución en la automatización de los viñedos, permitiendo a los viticultores combinar eficiencia con una producción enológica de primer nivel.


Figura 4. Robot cosechador de uvas diseñado para la producción de vinos de calidad. Fuente: El autor, 2025.

Mientras el mundo avanza hacia una agricultura cada vez más automatizada y tecnológicamente avanzada, en gran parte de América Latina, y especialmente en el Perú, la robótica agrícola sigue siendo una promesa lejana más que una realidad palpable. Aunque existen algunos esfuerzos aislados, lo cierto es que la brecha tecnológica es considerable, y muchos agricultores aún dependen de métodos tradicionales que, si bien han sostenido al campo por generaciones, hoy enfrentan desafíos complejos como el cambio climático, la escasez de mano de obra y la creciente demanda alimentaria.

La falta de infraestructura, inversión en innovación, capacitación y entrenamiento, políticas públicas sólidas y acceso a tecnología en zonas rurales son barreras que impiden la adopción de soluciones avanzadas como la robótica. Esta situación se acentúa por la fuerte segmentación del agro: mientras grandes empresas agroexportadoras cuentan con ciertas tecnologías de precisión, la mayoría de pequeños y medianos agricultores —que representan una porción importante de la producción nacional— aún operan con herramientas básicas.

Sin embargo, no todo está perdido. El caso de Brasil es un ejemplo cercano e inspirador. A través de una combinación de inversión pública, colaboración con universidades, desarrollo de startups agrícolas y una visión estratégica de largo plazo, Brasil está logrando posicionarse como un referente en robótica y automatización aplicada al campo. La ciencia, la tecnología y la investigación han permitido que dicho país haya escalado a los niveles más altos, con récords en la producción y exportaciones de granos, reafirmando la agroindustria como un sector fundamental para el desarrollo brasileño y posicionándolo como uno de los principales proveedores mundiales de alimentos. Este modelo demuestra que, con voluntad política, visión de futuro y articulación entre el Estado, la ciencia y el sector privado, es posible cerrar la brecha tecnológica.

El Perú tiene talento, biodiversidad y un sector agrícola con gran potencial. Pero para que la robótica agrícola deje de ser una utopía y se convierta en una herramienta real de desarrollo, es necesario apostar por la innovación con un enfoque inclusivo. Invertir en educación técnica, impulsar políticas de apoyo a la tecnología en el agro y fomentar la colaboración regional pueden ser los primeros pasos hacia una agricultura más moderna, productiva y sostenible. La tecnología ya está transformando el mundo. La pregunta es: ¿dejaremos que nos pase por encima o nos subiremos al tren del cambio con inteligencia y visión?


El autor, Rubén Darío Collantes Veliz, PhD de la Universidad Federal de Santa Maria (Brasil) y la Universidad Politécnica de Cataluña (España), posa en la Unidad de Mecanización Agraria (UMA) de la UPC. 2025.